lunes, 8 de noviembre de 2010

MENSAJE PARA GARCIA LUNA


Un mensaje para Genaro García Luna, en días pasados un amigo muy respetado compartió lo que abajo de estas lineas se leera, veo que el “Secretario De Seguridad Publica Federal” necesita que se le ayude, por ello me atrevo a compartirles lo siguiente, sobre todo a aquellos que tienen que hacerse responsables sobre nuestra seguridad y ciertos temas, por cierto muy delicados y sensibles, que estoy seguro las autoridades “competentes” no logran o no han querido ver.


Vamos hacia las fuerzas paramilitares


De la manera más lógica, dado el desastre de Felipe Calderón y las drogas, pero que no por lógica deja de ser terrible, surgen datos de que paulatinamente hay evidencias de la creación de fuerzas paramilitares como una manifestación de defensa social que comparativamente con lo sucedido en otros países, acaban siendo una terrible calamidad. Acaban siendo peor que lo que pretendían extinguir. El impulsor de esto es la evidencia de la ineptitud del gobierno para manejar la seguridad.

El concepto de fuerzas paramilitares se refiere a organizaciones privadas que tienen una estructura y disciplina similares a las de un ejército, pero no forman parte de las Fuerzas Militares de un Estado. Las organizaciones paramilitares generalmente están fuera de la ley, su creación, fuerzas, efectivos, armamento y equipo no han sido acreditados por autoridad alguna. Dentro de sus miembros pueden estar fuerzas policiales, mercenarios, integrantes de escuadrones de asalto o grupos de seguridad privados.

Lo que importa mucho subrayar es que son fuerzas privadas, que no obedecen órdenes del gobierno y acaban por no obedecer tampoco a quien las creó. Por lo menos como definición de ellas mismas son “enemigas de un gobierno corrupto e incompetente”. Frecuentemente acaban siendo bandas criminales. Son un riesgo mayor. Si se adjudicara su origen a una ideología, serían instrumentos bélicos de una extrema derecha.

Existe una relación íntima entre la militarización de las ciudades y los pueblos, como tanto casos en México, de manera paradigmática Monterrey o Ciudad Juárez y la actuación de escuadrones de la muerte. Así sucedió en El Salvador con los escuadrones de la muerte; en Nicaragua, con los Contras; en Guatemala, con los kaibiles, y en México inicialmente con grupos de élite militar, surgidos en la administración de Ernesto Zedillo, que a la postre se convertirían en Los Zetas.

En Morelia operan ya los que se han autodenominado Pelotones Omega. Hay rastros de otras células en Ciudad Juárez, en Monterrey, y son ya antiguas en Chiapas, autodenominándose ahí fuerzas de defensa social. En Guerrero son completamente visibles. Ahí, en La Montaña, hacen alarde de su profundo sentido social. Enseñan a cultivar, enseñan oficios, cómo ejercer el comercio, ¡cobran sueldos! y más… Honran a la bandera y portan uniformes militares. Lo único que queda en el misterio, lo más grave, es saber quién financia tan oneroso gasto.

A finales de los años 70 en El Salvador, aparecieron los escuadrones de la muerte, al principio, asesinando prostitutas, drogadictos, algún ladronzuelo, gays, gente pobre que vivía de la delincuencia, todo para ganarse la aprobación de la población, que veía con buenos ojos esa “limpieza social”. Cuando la labor de convencimiento estuvo hecha, por supuesto apoyada por los medios de comunicación mediante una encomiástica difusión, entonces comenzaron a asesinar a dirigentes sindicales, estudiantes, maestros, periodistas, sacerdotes.

Esto es un tema más de lo mucho que está en riesgo. ¿Estará suficientemente alertado el gobierno federal? Si lo está, no ha dado señales en ningún sentido. Quizá crea, en una muestra más del increíble estado de ignorancia e insensibilidad en que vive, que si esas fuerzas paramilitares existen, no deben causar la menor preocupación. Es de suponerse que Calderón quisiera adoptar como divisa el “no más problemas, ya no quiero queso”.

Sin embargo, la cantaleta redundante sigue, es su eterno decir: “Todo está bien, todo está considerado. Todo está bajo control”. La realidad es que esta omisión podría ser otro enorme equívoco como aquel del 10 de enero de 2007 en que se declaró una guerra a muerte al crimen organizado, y hoy, quien está más cerca de la muerte no es precisamente ese cosmos delictuoso. ¿Pero finalmente, a quién le preocupa el país? Fuente: JCO

ATENTAMENTE

ALBERTO MUJICA

1albertomujica@gmail.com

TWITTER: @ALBERTOMUJICA

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